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En un acontecimiento histórico para la ciudad costera de Limón, Costa Rica, el barco "Lizzie" llegó a sus costas el 20 de diciembre de 1872, marcando el inicio de una nueva era de diversidad cultural y contribución a la comunidad local.
La embarcación transportaba a un grupo de inmigrantes jamaiquinos en busca de nuevas oportunidades y un mejor futuro en tierras costarricenses.
El historiador Axel Alvarado, quién ha dedicado gran tiempo a la investigación de la historia limonense y sus origenes explicó que el navío, "fue la embarcación que trajo a 123 jamaiquinos a las costas caribeñas, la mayoría contribuyeron en la construcción del ferrocarril al Atlántico y definitivamente dejaron una huella en Limón con sus costumbres y tradiciones”.
El "Lizzie", fue bautizado así en honor a su capitana, y se convirtió en el primer barco que transportó a un grupo significativo de jamaiquinos a Limón.
La llegada de estos inmigrantes representó un hito en la historia de la región, ya que contribuyó a la formación de una comunidad multicultural que enriquecería el tejido social y económico de Limón.
“Fue el suceso clave en el cambio de Limón, tanto en el área cultural como en su desarrollo a nivel provincial”, añadió Alvarado.
Los inmigrantes jamaiquinos trajeron consigo sus tradiciones, idioma y habilidades, contribuyendo a la diversificación cultural de la ciudad.
A lo largo de los años, su influencia se hizo sentir en la música, la gastronomía y otras expresiones culturales locales.
Además, muchos de los descendientes de estos primeros inmigrantes han continuado desempeñando un papel fundamental en la comunidad, participando en diversas actividades y sectores económicos.
“El inglés criollo limonense, por ejemplo, es una mezcla del inglés británico y de diversas lenguas provenientes de algunas islas del Caribe. Es el idioma que nos heredaron los antillanos que ayudaron a construir nuestro ferrocarril”, indicó el historiador.
El arribo marcó el inicio de un capítulo significativo en la historia de Limón y Costa Rica en general, demostrando la capacidad de las personas de diferentes orígenes para coexistir y enriquecer una sociedad.
A lo largo de los años, la historia de la llegada del "Lizzie" se ha convertido en un recordatorio de la importancia de la diversidad y la inclusión en la construcción de una nación más sólida y cohesionada.
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