Articulo de opinión de Dieter Gallop.
En el ultimo informe del estado de la nación de finales del 2018, la provincia de Limón
tiene todo un apartado dedicado al análisis de la misma, arrojando datos de gran
importancia que permite conocer de primera mano el origen y las consecuencias de la
problemática actual en la región.
Limón es una provincia que posee abundantes y exuberantes riquezas minerales, ecológicas
y sociales, lo que la convierten en un epicentro para el intercambio comercial y cultural; sin
embargo a lo largo del tiempo y debido a factores multidimensionales, el estancamiento y
la falta de visión a largo plazo han provocado que exista un rezago importante que no ha
sido abordado de una forma efectiva y contundente, que conlleve a la senda del progreso
social y económico de esta provincia, principalmente en las zonas donde no se desarrollan
actividades logístico-portuarias y agrícolas.
Para finales del 2018 el desempleo en Limón se situaba en un 9,2% (versus un 7,5% en
2017) y un índice de pobreza total del 26.7% (versus un 21% de la media nacional), lo cual
la convierte en una de las regiones de menor desarrollo del país, donde a pesar de las
inversiones anunciadas en infraestructura, comercio e inversión estatal los índices, ya de
por si alarmantes, continúan acrecentándose, profundizando aun mas el drama social de la
provincia de Limón.
Entre claro y oscuro.
Si bien es cierto se anunciaron grandes inversiones para la provincia que se han visto
parcialmente concretadas y otras en proceso de inicio como la primera fase de la Terminal
de Contenedores de Moín administrada en concesión por la firma holandesa APM
Terminals, la ampliación de la ruta 32 entre Limón y el cruce de Río Frío de Sarapiquí,
así como la modernización del aeropuerto internacional de Limón [3], dichos proyectos no
han creado el empleo prometido a la velocidad en que se pierden otros puestos de trabajo, y
generan una sensación de incertidumbre generalizada, lo que potencialmente podría
configurarse como el caldo de cultivo para confrontación social, descontento por la
inacción gubernamental y originar conflictos que lleven a la provincia a un retroceso social
y económico aun mayor, a menos que existan programas de reactivación económica y de
protección social robustos que consoliden a la provincia de Limón como un lugar de
atracción natural de inversiones.
Limón vive bajo una sombra de rezago social, de criminalidad y grupos de presión
confrontativos como el caso de las organizaciones sindicales y otros establecidos en barrios
llamados “las fuerzas vivas comunales”, que fundamentan sus luchas y manifestaciones en
alcanzar justicia social, salvaguardar derechos de los trabajadores y consignas en algunos
casos mas análogas con principios ideológicos de organizaciones claramente afines a los
movimientos de izquierda; ciertamente el rol de las “fuerzas vivas” y los sindicatos
cumplen un papel relevante en la toma de decisiones de quienes desean invertir en la
provincia, pues al tener una carretera con único acceso a los puertos de la provincia (y
como medio de aprovisionamiento), y en el esfuerzo por mantener la paz social, así como a
estos grupos de presión alejados de las manifestaciones en la ruta para evitar un mal mayor
a la economía, implica que muchas veces se cede mas allá de las posibilidades de lo que el
Estado esta en capacidad de otorgar, y allí el principio de muchos de los abusos que existen
en convenciones colectivas de instituciones presentes en la zona, sin dejar de lado grupos
sindicales de empresa privada que son acuerpados por organizaciones sindicales de
instituciones publicas; en fin todo un consolidado conjunto de grupos de presión con los
cuales se debe coexistir para poder invertir en Limón, dicho lo anterior cabe preguntarse:
¿Son realmente los sindicatos y las fuerzas vivas de la comunidad solución u origen para
nuestra problemática?
Despidos y soluciones.
Hace justamente diez años (en 2009) la compañía Standard Fruit Company decidió cerrar la
fábrica Decar, una subsidiaria de la trasnacional dedicada a la fabricación de cartón y
plásticos especiales para la exportación de fruta fresca, dicha planta de producción se
encontraba en Barrio Los Corales de Limón y por mas de 30 años fue una de las principales
fuentes de empleo para mas de 250 trabajadores permanentes y alrededor de 300 empleados
temporales por año, sin embargo por múltiples razones financieras y de conflictos
sindicales, la compañía decidió dar por finalizada la producción en Costa Rica; una década
exacta después la historia se repite en las oficinas de operaciones portuarias y
administrativas así como el “predio” (terminal de contenedores de Dole) que contabiliza
250 despidos sumándose a lo sucedido en noviembre de 2018 cuando la municipalidad del
cantón de Limón despidió 160 empleados, lo cual enciende luces de alerta,
principalmente a las autoridades del Gobierno de la República en busca de soluciones
inmediatas para paliar esta oleada de desempleo en la región.
Las soluciones radican principalmente en la transformación de una comunidad cargada de
carencias con las mismas reglas de todo el país (económica y administrativamente
hablando), hacia una con oportunidades y con reglas distintas que permitan apalancar un
crecimiento y desarrollo real.
Mientras se continúe tratando a Limón, tributaria, económica y estructuralmente como todos
los demás, el anhelado salto al verdadero desarrollo será solo un sueño. Y es que en Limón
las oportunidades están disponibles en muchas áreas, desde la agrícola hasta la minera,
explotación ambientalmente racional de recursos del subsuelo, servicios bancarios y otros
alrededor de la logística, la agricultura y ganadería, hospitalidades y amenidades turísticas,
ideas que deben venir de la mano con inversión y confianza de inversionistas en una zona
llena de exuberancia, riqueza y lo mejor: su gente.
El autor es limonense, analista político egresado de Ciencias Políticas de la AIU-
South Florida, USA. Especialista en Temas de Comercio Exterior, Economía
Internacional y derecho comercial internacional, Licenciado Administración
Aduanera, Master en Comercio Exterior y Derecho en Costa Rica, con más de 10
años de experiencia en el sector aduanero, portuario y logístico centroamericano.
Comentarios