"Es un pedazo de historia y amor en cada bocado".
Así describe Mirta Petters al tradicional patty limonense. Desde 1973, ella junto con su esposo decidieron compartir con el mundo su pasión por la cocina caribeña.
Inspirados por las recetas transmitidas de generación en generación en su familia, comenzaron a vender patty en un pequeño puesto en el corazón de San Juan.
"No teníamos mucho, pero teníamos nuestras recetas y nuestra pasión. Eso es lo que nos ha mantenido adelante durante todos estos años", dijo.
Durante medio siglo, la familia Mitchell ha superado desafíos y cambios en el entorno comercial, pero su compromiso con la calidad y la autenticidad nunca ha flaqueado.
El patty caracterizado por sus sabores audaces y sus ingredientes frescos y locales, ha conquistado a generaciones enteras.
Para esta limonense, dicho producto "es más que un platillo", no solo por lo que representa para su familia, sino también para toda la provincia.
La historia de la familia Mitchell es un recordatorio conmovedor de cómo el amor por la tradición y la pasión por la cocina pueden trascender el tiempo y crear un legado que perdura.
A medida que celebran 50 años de servir su platillo caribeño, continúan siendo una inspiración para las generaciones futuras de emprendedores culinarios.
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