Yolanda Ellis, una mujer de más de 60 años, residente en Moin, se enfrenta a una situación desesperada tras ser desalojada de su hogar. La tragedia se intensifica al conocerse que Yolanda perdió su empleo recientemente debido a problemas de salud, solo para recibir una notificación de desalojo con un plazo de 10 días hábiles.
Sin ayuda económica gubernamental ni recursos propios, Yolanda, junto con una solidaria vecina, emprendió una búsqueda frenética de refugio. Finalmente, una generosa mujer le prestó una vivienda, aunque las condiciones eran precarias, con escombros que tuvieron que ser removidos para dar cabida a las posesiones de Yolanda. La nueva morada carece de puertas, utiliza cortinas en su reemplazo y refleja la humildad extrema de su situación.
Viviendo en la pobreza y dependiendo completamente de la caridad de vecinos que le proporcionan comida, Yolanda enfrenta un futuro incierto y teme otro desalojo. En un momento de angustia, expresó: "A veces pienso en ir a ahorcarme, a veces quiero matarme. No sé de qué voy a vivir, cómo voy a vivir si me sacan de aquí".
La comunidad se moviliza para brindar apoyo a doña Yolanda, pero esta situación ha afectado a muchas familias de la comunidad de Moin, se destaca la urgente necesidad de una red de seguridad social y recursos para los ciudadanos vulnerables de esta zona, sin embargo, entre estos tantos casos de familias afectadas, las autoridades locales siguen sin dar respuesta alguna y etiquetar a una comunidad que se gana la vida honradamente como “narcotraficantes” y así desentenderse de la lamentable situación.
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